lunes, 5 de noviembre de 2012

Suite Francesa. Fragmento.

Vale, bien, la guerra... Vale, bien, los prisioneros, las viudas, la penuria, el hambre, la ocupación... ¿Y después? No hago nada malo. Es el amigo más respuetuoso del mundo: libros, música, nuestros largos paseos por el bosque de la Maie... Lo que hace que parezcamos culpables es la idea de la guerra, esta plaga universal. Pero él es tan poco responsable como yo. No es culpa nuestra. Que nos dejen tranquilos... ¡Que nos dejen! [...] Que ellos vallan donde quieran, yo haré lo que me apetezca. Quiero ser libre. Me importa menos la libertad exterior, la libertad de viajar, de irme de esta casa (¡aunque sería una felicidad indescriptible!), que ser libre interiormente, elegir mi propio camino, mantenerme en él, no seguir al enjambre. Odio ese espíritu comunitario con el que nos machacan los oídos. Los alemanes, los franceses, los gaullistas, todos coinciden en una cosa: hay que vivir, pensar, amar como los otros, en función de un Estado, de un país, de un partido. ¡Oh, Dios mío! ¡Yo me niego! Soy una pobre mujer, no sirvo para nada, no sé nada, pero ¡quiero ser libre! Esclavos, nos han convertido en esclavos. La guerra nos manda a este sitio o al otro, nos priva del bienestar, nos quita el pan de la boca... Que me dejen por lo menos el derecho de enfrentarme a mi destino, de burlarme de él, de desafiarlo, de eludirlo, si puedo. ¿Una esclava? Mejor eso que ser un perro que camina detrás de su amo y se cree libe. Ellos ni siquiera son conscientes de su esclavitud, y yo me parecería a ellos si permitiera que la piedad, la solidaridad, el "espírito de la colmena", me obligaran a renunciar a la felicidad. [...] ¡A nadie! ¡No le importa a nadie! ¡Que luchen ellos! ¡Que se odien ellos! ¡Me da igual que en su día su padre y el mío combatieran el uno contra el otro! ¡Que fuera él personalmente quien hizo prisionero a mi marido (una idea que obsesiona a mi pobre suegra)! ¿Qué tiene eso que ver? Él y yo somos amigos.


Némirovsky, Iréne.
Suite Francesa.
Ediciones Salamandra, 2005.
6º edición, agosto de 2006.
Capítulo 17, páginas 367 y 368.

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